Consumir comida Kilómetro 0, es una tendencia que hace referencia al consumo de ingredientes que se encuentran lo más cerca posible al sitio que habitan o transitan. Esta práctica supone una reducción considerable de la logÃstica, los transportes y los intermediarios necesarios para acceder a los productos. Lo cual, a su vez, se traduce en acceder a insumos más frescos, a apoyar el desarrollo local y a disminuir la huella de carbono.
Paralelamente, es una manera deliciosa de impulsar la supervivencia de la producción local de los alimentos y preservar la cultura y tradición con la que se preparan los platos tÃpicos de las regiones. Adicionalmente, hay una ganancia directamente relacionada con la reducción de los costos para el consumidor final.
Los más apasionados por esta tendencia de consumo de alimentos de proximidad, sostienen que el ideal es comer un plato producido con ingredientes que se encuentren a no más de 100 kilómetros a la redonda. Lo que, como es de esperarse, significa un gran reto para la gran mayorÃa de lugares dada la escasez de productos, la poca oferta de platos tradicionales, y los cultivos estacionales, entre otros. Aún más, resulta una tarea en especial difÃcil de realizar si se quiere encontrar diversidad de opciones para deleitar los gustos gastronómicos personales.
A partir de lo anterior, nos atrevemos a decir que en lo que a frutas se refiere, cualquiera que intente hacer parte de la tendencia Kilómetro 0 debe pasar por Bogotá.
Lo primero que hay que saber es que Colombia es el paÃs con mayor cantidad de frutas, alcanzando un récord de 433 árboles frutales comestibles identificados que lo hacen el primer paÃs del mundo en biodiversidad de frutas por kilómetro cuadrado (Tafur & Toro, 2007).
Sumado a esto, la capital cuenta con varias plazas de mercado locales que actualmente ofrecen un aproximado de 42 variedades de frutas diferentes, a las que se le añaden las importadas y las exóticas que no se vendÃan en forma generalizada, como es el caso del agraz, el carambolo o el borojó.
En consecuencia, a Bogotá llega la mayor diversidad de frutas endémicas debido a que es el eje de comercio del paÃs, cuyas tierras fértiles en condiciones agroecológicas óptimas y sus climas sin estaciones favorecen la producción de muchas frutas autóctonas. De ahà que los bogotanos gocen de una oferta constante de frutas durante todo el año.
En otras palabras, a 100 kilómetros a la redonda de la capital se encuentran zonas que van desde los 300 m.s.n.m. hasta los 3.000 m.s.n.m, que varÃan desde un clima cálido y seco como en el Valle del Magdalena, pasando por cálido y húmedo en el piedemonte llanero, también podemos encontrar un clima templado, frÃo o de páramo que puede ser seco o húmedo en la cordillera oriental, y un tipo de clima tropical, pero con influencias de la montaña directamente en la capital.
Todos los anteriores unidos en esta región mágica, brindan la posibilidad de producir las más deliciosas frutas como banano, guayaba, mora, mango, tomate de árbol, naranja, papaya, maracuyá, piña, fresas, curuba, manzana, durazno, mandarina, lulo, aguacate, sandÃa, gulupa, pera, uva, guama, badea, ciruela, feijoa, borojó, pomarrosa, papayuela, pitahaya, chontaduro, guanábana, uchuva, mamoncillo, kiwi, granadilla, entre otras… ¡Muchas otras !
En conclusión, gracias a la diversidad que converge en Bogotá y sus alrededores, la capital es un destino imperdible para explorar el paraÃso de frutas que en ella habita. Asà que, si quieres disfrutar de esta delicia natural en compañÃa de expertos apasionados, puedes visitar http://321colombia.com/ y reservar el Tour de la Fruta. wa.link/wpy16r
Referencias:
Toro, J. C., & Tafur, R. (2007). Necesidades de investigación en frutales. Frutas tropicales de Colombia para el mundo: producción, agroindustria, comercialización y cadena productiva (págs. 23-40). Santiago de Cali: Produmedios.
Editado por Sara MarÃa Fernández Padilla